Ergo iocus

De percepciones personales de una realidad multiforme

27.12.04

De historias...

Revisando un poco mi personal experiencia de las Navidades, me percaté de mi real devoción a las ceremonias.

Viviendo en Belgrado, en plena época socialista (aunque ya a partir de 1981, post-Titísta), desde luego no celebrábamos la Navidad como tal. Al menos, no de manera oficial. Es interesante esa simbiósis que ha significado en mi vida el encuentro de un comunismo por herencia de mi padre con un catolicismo (igualmente por herencia) de mi madre. Además, a este crisol cultural que ha significado mi existencia, se le sumaba la tradición ortodoxa serbia, que aunque disimuladamente, existía en el subsuelo de la Serbia socialista.

Y aquí la cosa se pone un tanto más complicada todavía. Mi abuelo paterno es esloveno, y aunque comunista en sus buenos tiempos, en su educación y vida familiar, el catolicísmo se respiraba en muchas acciones cotidianas (no oficiales, pues). Así lo cuenta mi papá, quién dormía en la casa de sus padres en Novo Mesto, bajo un crucifijo tamaño exagerado, mismo que no nada más a él le echaba a andar la imaginación hacia horizontes propios del cine de terror. Esta pieza, parte de la herencia, esculpida en madera, pertenecía a su abuela, la original dueña de la casa familiar. Aunque mi abuelo militaba en el partido comunista de la entonces Yugoslavia de la posguerra (o preguerra, según se prefiera), y cualquier leve alusión a las costumbres religiosas (o que pudieran oler remotamente a ello) eran causa grave de un probable desplome de su carrera política en el servicio exterior, la visita al cementerio familiar en Novo Mesto los 2 de noviembre (Día de todos lo Santos, que desde luego sucede al Día de Muertos), y algunas otras coincidencias de la vida cotidiana (incluídas algunas maldiciones que intercalaba mi abuelo con sus históricas frases en italiano como, po ejemplo: Porca Madonna!, que aprendiera en Roma en su primer trabajo, y que de por sí inlfuenciaron el idioma esloveno sus vecinos, los italianos), marcaban claramente ese catolicismo ferviente del Imperio Austrohúngaro y la Europa occidental de varios siglos atrás.

Así, crecí yo entre el catolicismo moderado de mi mamá, el comunismo respetuoso de mi papá, una herencia católica del pasado de mi abuelo de un comunismo en ese entonces un tanto menos respetuoso, la ortodóxia serbia muy arraigada en la familia de mi abuela paterna y cuya tradición se perpetuaba en la figura de su hermana menor, mi tía Nada, quién ya vivía en lo Estados Unidos, misma ortodóxia reencontrada en las calles belgradenses de manera subterránea (y ni tanto) en la época de mi infancia, el calendario Juliano y el Gregoriano.

Así las cosas, nunca olvidaré que sin mayores explicaciones, los 24 de diciembre de cada año, mi mamá preparaba una pequeña cena en el departamento, sacaba frutas secas, nueces, almendras y algún terrón que ocasionalmente le enviaban de México y cantaba algún villancico mexicano (por que qué bonita canta mi mamá, eso sí. Con decir que toda la tradición de Cri-Cri y canciones de programas de TV para niños, los escuché primero a la hora de dormir de mi mamá, y que las versiones originales me decepcionaron de sobremanera). Con nuestra vecina del sexto piso (nosotros vivíamos en el quinto, en un edificio de Belgrado viejo), quién sí era una religiosa consciente de la ortodóxia serbia, iba mi mamá ese día a la Iglesia (ortodóxa, claro, pero decía que daba lo mismo para Dios, cosa que pienso yo también), y prendía algunas velas hechas de esa parafina típica de las iglesias ortodóxas, amarillas, delgadas, largas, unas para los vivos y otras para los muertos.

Luego (y no por voluntad propia, o sí, pero forzada), llegamos a México. Y con esa llegada, y esa necesidad férrea de adaptación, adoptamos el ritual de la Navidad mexicana. Una Navidad en familia, casi siempre en casa de mi tía Chati (la hermana mayor de mi mamá). En su casa enorme, perfectamente arreglada, con unos arboles como de centro comercial. Rodeados por la música perfecta, la comida más elegante que había yo probado jamás, trajeados todos, hasta nosotros - los niños de ese entonces. Sentados alrededor de la enorme mesa de aquel comedor semejante a lo que veía yo en revistas de alta alcúrnia: cada quién en un lugar específico, indicado éste con un letrerito con el nombre del comensal elegantemente incrustado en un portatarjetas en forma de pato hecho de plata. Y mi tía, puro amor, discursos, calor, el olor a las delicias. Y yo con el estómago retorcido. Nervioso hasta el límite. De aquella manera disfrasado y pendiente hasta el absurdo de mi mis modales, de los codos en la mesa, de los cubiertos, del pañuelo en el regazo, de no decir alguna barbaridad, de no estropear aquella atmósfera perfecta con alguna muestra clara de mi humanidad. Así, mis Navidades mexicanas quedaban eternamente ligadas a dolores de estómago y la comida deliciosa (en una dialéctica exquisitamente navideña). Terminando aquella ceremonia, finalmente llegaba nuestra pequeña familia a casa de mi abuela materna, que con el tiempo se convertía en nuestra casa, y ya en piyamas y cómodos, abríamos nuestros regalos, así en privado. Y así, nuestras Navidades, de los cuatro (mis padres, mi súper-hermana y yo) se simbolizaban por dos momentos emblemáticos: el día de la puesta del árbol de Navidad, mismo en el que teníamos que estar los cuatro (y la Lí, mi abuela, claro), para decorar la casa; y en la ceremonia micro-familiar de repartición de regalos de la casa. Lo anterior, desde luego, por que jamás nos alcanzaba para comprar regalos para toda la familia (cosa que gustosamente hubieramos hecho, de haberlo podido hacer), y también, por que nos reconocíamos diferentes: nuestros. Los cuatro así irremediablemente unidos por la fuerza del destino, solos en otro mundo... cómplices, al fin.

Y este año, la primera Navidad con mi nueva familia. Habiéndolo experimentado, me permito subrayar que la vida de una familia inicia realmente con la necesidad de reinvención de los ritos culturales en su seno. Nuevas, y a la vez tan viejas ceremonias. La Chascona y yo, con un rincón de la casa adornado con un "enorme" arbol de unos 40 cm de alto y un precioso nacimiento de barro, muy mexicano, regalado por mi mamá, la eterna veladora de la perpetuación de las ceremonias, cenamos esa noche nuestra ya clásica pasta "a la Durini", con un vino (que nos regaló otro mexicano "alemanizado", Arón, quién trabaja en el instituto de la Chascona), y al calor de la calefacción central observamos un rato el clima frío de la calle, en el Valle del Ruhr.

Mejor... imposible.

24.12.04

De felices Navidades...

A todos los circumstanciales visitantes a esta página les deseo de corazón unas muy felices fiestas y un año nuevo 2005, lleno de felicidad, amor, sexo, dinero y paz interior. A todos nosotros así juntos y revueltos nos deseo unos políticos menos corruptos, menos estúpidamente avorrazados y menos dispuestos a continuar con los aniquilamientos masivos y terrorismos de estado existentes o iniciar nuevos.

A los católicos, protestantes, anglicanos y semejantes seguidores del calendario Gregoriano, les deseo una profunda reflexión en esta Navidad.

Desde el Valle del Ruhr, la Chascona y una servilleta nos echaremos una copa de vino a su salúd.

Un abrazo!

20.12.04

De convicciones...

Me parece que este día y todos los días, horas o minutos son todos juntos, idóneos para gritarle a la humanidad adormilada y confundida. Es el momento ideal para recurrir a los sentimientos y las ideas fundamentales; aquellas que se escapen del maniqueísmo típico del "establishment" imperial. No es posible apoyar una guerra por justa y reprobar otra por injusta. Yo repruebo la guerra como concepto, como la destrucción masiva de seres humanos, el medio ambiente, su flora y su fauna, historias, caricias, amores, logros, fracasos... en favor de la codicia de unos cuantos, su sed por el poder y el dinero: cada vez mayor e infrenable, justificable ante cualquier medio, cualquier cantidad de vidas, cualquier horror.

Repruebo le injusticia social, la diferencia abismal entre los pobres y los ricos en este mundo, el liberalismo de mercado, el imperio de las compañías transnacionales que tienen el poder de controlar directa o indirectamente el poder político de una gran potencia, del imperio o de cualquier país pobre en el mundo. Repruebo la política imperial del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica en todo el mundo, de Israel, de Rusia, de China, de todo país que lo ejerce en el sector de su influencia particular. Apoyo las voces que se oponen a esta realidad y las políticas bélicas al interior de estos regímenes; las voces genuinas, no las pagadas por las otras potencias u otros sectores para derrocar al régimen fuerte y beneficiarse de su caída sumida, casi siempre, en el terror y la guerra. El único capaz de derrocar el imperio son las voces opositoras del mismo imperio.

Apoyo la justicia social como el ideal máximo de bienestar y harmonía en una sociedad, apoyo el respeto pleno a las diferencias que se erija sobre la idea de la otredad como oportunidad de evolución y la conciencia de la distancia que separa a dos culturas medida desde cualquiera de éstas sin favorecer a ninguna... un mundo donde quepan muchos mundos, no como idea trillada sino como ejercicio cotidiano. Y aquí incluyo la posibilidad de un expresión cultural diferente en un entorno distante. El usar turbantes y cobertores del cabello por mujeres musulmanas en el occidente ha sido causa de su prohibición, por ejemplo, en Francia. El problema, tal vez no radica tanto en la mujer que porta el pañuelo sobre su cabello, sino en la percepción de éste rasgo cultural en el observador occidental. Desde mi punto de vista, el cambio debe darse en el observador, quién algún día pueda aceptar esta distinción de la lejanía cultural sin sentirse de ninguna manera amenazado o inoportunado por él. La revolución femenina en los entornos islámicos, que desde luego se encuentra regida por sus propios tiempos y es expresión clara de un sector de mujeres musulmanas, debe encontrar apoyo moral en otras realidades. El cambio en sí, lo deben llevar a cabo ellas mismas. El que una mujer decida quitarse la burka no debe ser causa de vejación o desprecio en su comunidad. Hoy en día, éste no es el caso. Sin embargo, el occidente no tiene la verdad. Cada proceso sigue su propia personalidad.

Creo en la organización local, según usos y costumbres y una expresión cultural genuina de los pobladores de una región específica. Pienso que la evolución local, en la mayoría de los casos lenta y dudosa, pero llevada a cabo desde el seno de la colectividad y no impuesta, alimentada por el intercambio de ideas entre iguales, y de la comunidad misma con otras, dentro de una organización que las aglutine reconociendo sus absolutas autonomías, nos podría acercar a una coexistencia pacífica basada en el absoluto respeto. También nos podría alejar de los nacionalismos negativos, dañinos y shovinistas. Sin embargo, estoy igualmente consciente que la única manera en la que el fin máximo de una colectividad sea la justicia, la igualdad de sus miembros, la harmonía en las relaciones internas y el bienestar común es la concientización individual. La libertad positiva, en la que las leyes que nos rijan, además de haber sido redactadas por los ciudadanos activos dentro de su comunidad, sean la expresión misma de su idea de existencia, fue formulada por Bobbio, y me parece cierta y deseable.

Por otra parte, creo que el primer paso hacia la realización de tales realidades es el fortalecimiento de las instituciones gubernamentales, sobre todo en el ámbito económico. Un gobierno fuerte y legítimo, basado en la libertad de expresión y abierto a las sugerencias, uno que no trate al pueblo como menor de edad, sino que confíe en su capacidad plena de tomar decisiones individuales (que pueda permitir la libertad de decisión en temas como el aborto, la eutanasia, consumo de drogas o el alcohol, métodos anticonceptivos...), uno que mande obedeciendo (otra frase trillada, y sin embargo altamente deseable), pero con la suficiente capacidad de cerrar su mercado interno a intromisiones extranjeras, que apoye y proteja las iniciativas internas sobre las externas, que favorezca una industria propia, uno que sea capaz de soportar la inmediata crisis que ello desde luego supondría, ése sería un gobierno idóneo de cualquier país del llamado tercer mundo. Igualmente lo sería aquél quién, consciente de la necesidad y conveniencia de su paulatina desaparición, trabajara en esa dirección, cultivando la educación y la protección social, respetando la individualidad de sus ciudadanos y su polifacético rostro.

No creo en la democracia como la conocemos, en donde el votante es un cliente, un consumidor inducido a adquirir el producto que tenga la envoltura más bonita y llamativa; el pasivo observador que ha dejado de creer en que tiene la más mínima injerencia en su realidad y sabe que la razón lo asiste en ello, el triste y abandonado "votante" de quién se exige legitimar cada tanto tiempo todas las decisiones de un grupo de empresarios y políticos corruptos y conectados en una red repugnante de complicidades. Una víctima pasiva de la "tiranía de las mayorías"; realidad que ha desencadenado tantas guerras, al negársele el derecho a existir a la minoría derrotada. Una oferta pobre la que se le presenta a este "votante" fabricado por años de su intencional apartamiento de la toma de decisiones por parte de los "iniciados", pues hoy en día la diferencia real y significativa entre los partidos políticos contendientes es insignificante o ha desaparecido completamente. Pienso que la evolución personal llevará insalvablemente a la organización de los individuos "ciudadanos" en colectividades en las que su participación en la toma de decisiones sea real y directa, y el bien común por encima de su egoísmo personal, frustración y rencor social y sed ilimitada de poder que no es sino una respuesta instintiva a su inseguridad individual y frustración, en no pocos casos, generacional. "El gobierno de los países pobres es condenado a tener gobiernos corruptos", es un estigma tan viejo como la humanidad. Es hora da cambiar esta visión poco ingeniosa. Si todos los miembros de una comunidad pobre asumen una responsabilidad compartida y su bienestar individual se ligue inminentemente al bienestar de la colectividad, logrando en este proceso salvaguardar su individualidad cultural, moral y política, el resultado podría, quizá romper este círculo vicioso. Quizá...

Bueno, tanto de mis personales percepciones, abiertas a una crítica despiadada y honesta, un encuentro real con el Otro. Solamente así, existiría un evolución de ambos bandos.

Finalmente, un texto que describe algunas cuestiones que me hacen pensar que sin embargo, algo está cambiando: "Cuando la paz es la guerra", Arundhati Roy.

9.12.04

De percepciones...

Leyendo uno de los foros más abiertos de la realidad balcánica, a decir el B92, me percaté de la dialéctica de la convivencia social y política de la República Serbia-Montenegro.

Cuando hace poco, el presidente federativo de lo que quedó del estado sur-eslavo, declaraba que la única vía de acceso a la Unión Europea de ese país es a través de la entrega de los presuntos criminales de guerra de la época de los 1990, al Tribunal Internacional para Crímenes de Guerra en la Haya, Bélgica, las reacciones más contestatarias venían del presidente de la República Serbia, Vojislav Kostunica (quién llegó a la presidencia de la federación en el 2000, no sin el apoyo decisivo de EUA y sus aliados europeos), y varios miembros distinguidos de la Academia Serbia para la Ciencia y las Artes (SANU), al igual que de una parte importante de la población. Lo acusan de traidor a la patria y lacayo de quienes los bombardearon en la primera guerra ilegal de la transición hacia el nuevo orden geopolítico, en 1999. El canciller de la federación, Vuk Draskovic, el legendario líder de la oposición en tiempos de Milosevic, incluso anhela la entrada a la OTAN como parte de la transición hacia un futuro, cualquier realidad mejor que el funesto presente.

Hoy por hoy, Serbia y Montenegro representan un "hoyo negro" en el mapa europeo, sin servicios de transporte que los conecte al resto de Europa y años de propaganda en su contra. Su situación política y económica son lamentables y la parte del territorio que representaba la piedra angular del nacionalismo serbio, Kosovo, se considera territorio perdido, al encontrarse bajo el protectorado de las fuerzas de las Naciones Unidas, y en términos prácticos, la base naval más grande de Europa. Mismo aseguramiento militar de los oleoductos o corredores 9, 10 y 11 que llevan el petróleo y el gas, del mar Caspio a Europa occidental. Territorio cuyo probable próximo presidente, albanés (que vive pues, fuera de Albania y por quién votará la, después de una clara y documentada límpia étnica, la mayoría albanesa de Kosovo) se encuentra entre los presuntos criminales de guerra buscados por el mismo tribunal de La Haya, por sus actividades horripilantes llevadas a cabo en los 1990 y hasta el año 2001, cuando formaba parte de las fuerzas paramilitares entrenadas y financiadas por EUA y que se salieron de control después del aniquilamiento masivo que la OTAN realizó por vez primera sin la autorización del Consejo de Seguridad de la ONU, en 1999.

Así las cosas, Bulgaria y Rumanía escucharán en Bruxellas, el día 17 de diciembre próximo, la fecha de su definitivo ingreso a la Unión Europea, y que se estima será para el 1. de enero del 2007.

El futuro de Serbia queda incierto... Y los debates en su interior, también.

2.12.04

De Alemania

Hace un tiempo les envié una carta a unos amigos muy queridos sobre mis impresiones hasta el momento de Alemania y desde Alemania. Eliminando algunas partes personales, he aquí, más o menos lo que les escribí:

Qué onda, ***?
Cómo les va?

(...)

Nosotros estamos bien. Vivímos en la ciudad de Essen, que forma parte de la región más industrializada y densamente poblada de Alemania, a decir, el valle del Ruhr y la parte norte del valle del Rhin. El departamento es de unos 50 m2, en un segundo piso. La maravilla es que se encuentra a escasos dos minutos del instituto de (la Chascona) y a media cuadra de una estación del metro, en la que tomo el primer transporte que me traslada diario (cambiando, pues el metro por tren, y el tren por autobús) a la ciudad de Duisburg, en donde se encuentra el instituto Fraunhofer en el que trabajo.

La cosa en la chamba es del todo novedosa para mí. Soy, digamos, en toda la extensión de la palabra, un empleado. Tengo una tarjeta de entrada y salida, la cual tengo que checar al entrar, salir a la pausa, regresar de ésta, y finalmente al salir a casa todos los días. Tengo que estar en el instituto diario antes de las 9 de la mañana y me puedo retirar después de las 3 y media, o mejor, al concluír las 7 horas 42 minutos que necesito chambear por jornada. Pero, no es tan aburrido. Digamos, que por primera vez me tratan como a un investigador. Me dijeron que quieren abrir una línea de investigación hacia la física de dispositivos-sensores (que es a lo que me dedico), que cuentan con tales y tales equipos y que me ponga a idear algo para sacar una solución novedosa o completamente diferente de las existentes en la creación de imágenes digitales con tecnología CMOS. Y allí me tienes, leyendo como loco y esperando a que se me ocurra algo realmente bueno. Ojalá!, ya que eso será, al mismo tiempo, mi tema de tesis.

Alemania me ha parecido un tanto aburrida. No hay tanto movimiento cultural como uno supondría, al menos no por acá. Sobre todo, en lo que a alternativas se refiere. Están sumidos en una especie de moda retro: música ochentera, moda ochentera, fiestas al estilo ochentero y Hip-Hop! La escena "underground" debe estar de plano en el subsuelo, ya que de ésta en la superficie, ni sus luces. Por otro lado, todos los programas de la tele y todas las películas de Hollywood sin excepción, están sincronizadas y habladas en alemán. Ello, desde luego ha entorpecido nuestra cinefilia, pero también allí va ya mejorando este rubro. Hoy iremos a inscribirnos a la biblioteca de la ciudad, ya que por acá en las bibliotecas además de libros, se pueden sacar CDs o DVDs.

Otra gran sorpresa ha sido la impuntualidad de los trenes! Me cae que México ya no parece tan malo, después de ver esto. No hay tren que no se demore al menos 5 minutos, y pueden demorarse hasta más de una o dos horas, o ya no pasar.

Por otra parte, lo maravilloso es la atención a las personas de capacidades diferentes. Aquí, realmente viven como si nada. No hay puerta que se les cierre, ni escalera que no puedan remontar. Con decirte que en los trenes existen rampas especiales para que se suban en sus sillas de ruedas o carritos motorizados que los vuelven mucho más autónomos; y que en las albercas públicas hay grúas especiales para meterlos y sacarlos del agua. Wow!

También lo que me ha parecido maravilloso, es la diversidad racial, cultural, de vestimenta, costumbres, comidas, gustos, olores, sabores... Eso no se ve en México. Como que allá, todos maomeno iguales. No es común ver un negro, al lado de un chino, en frente de una señora con un trapo que le cubre el cabello, atrás de un hindú con turbante, en medio de los rubios alemanes, y todo en el mismo vagón del tren.

Lo que sí es un hecho, es que el idioma representa una especie de barrera, por momentos inquebrantable. Te aisla, te deja mudo. Poco a poco yo también he podido ir superando las controversias de este idioma tan difícil. Pasito a pasito, ya me voy involucrando con esta sociedad, tan distante, tan reglamentada.

Por que eso sí, pa´ todo hay reglas. Toda la vida está muy bien organizada. Y lo curioso es que nadie rompe las normas de comportamiento, o casi nadie (que no es lo mismo, pero es igual). Eso te hace tener un control más cabal sobre tu existencia, sin tanta emoción o estrés callejero. El metro llega cada tanto tiempo y maomeno a tal hora (con su debido retraso, que casi, casi, ya también se está volviendo regla), la basura se tira de esta o tal otra manera, para todo te llegan cartas anunciándote que tienes que pagar esta o aquella cosa, que participaste en tal o cual sorteo, los precios varían de tienda a tienda, pero es conocido exactamente cuáles tiendas son las baratas y cuales no, se trabaja de tal a tal hora y al año se tienen 28 días hábiles de vacaciones, las tiendas cierran diario a eso de las 6 de la tarde y los domingos por ley, no habre nada...

El alemán promedio me ha parecido un tanto bobo, como que les falta esa chispa latina que a nosotros nos sobra, esa malicia no siempre negativa, la suspicacia. Eso sí, están obsesionados con el amor y el romance. Acá no existe (o casi) la figura del sexo casual y cero compromiso. Todo es con tendencias a relaciones serias. Imagínate que es la cosa más normal participar en los concursos para encontrar pareja y escribir anuncios en los periódicos. El otro día, vimos (la Chascona) y yo un programa de TV en el que buscaban pareja chavos y chavas desde los 19 años!!!!!!

Por otro lado, son super consumidores. Acá la onda es cambiar de guardarropa cada año. En verano (que dura escasos dos meses) hacen hasta lo imposible por que la bolsita combine con el tirante del "brassierre" que coquetamente se asoma debajo del tirante de la playerita que combina a la perfección con la chancla, cuya suela a su vez es del color de la pinza de pelo; a, si, también de la sombra de los ojos. Rayan en una provincialidad... muy alemana.

Tampoco son ajenos a los problemas políticos. Y eso sí: de todo se quejan! El problema de las dos Alemanias está lejos de solucionarse. En el este, hay una tasa de desempleo de hasta 36%, por ejemplo en Rostock. Ello, como te has de imaginar también provoca organizaciones neo-nazistas y antiimmigrantes. En el occidente, la cosa es mucho más controlada, aunque la frecuencia de las marchas anti-nazi dejan huella de la existencia del objeto de su crítica. Por otra parte, está en debate la iniciativa de bajar el dinero de seguro de desempleo y seguridad social, que por el momento son bastante aceptables. Con decirte que es mejor (te pagan pues más) ser un desempleado acá que un ingeniero con chamba allá. También tienen broncas con el aumento de cuotas en las universidades; el miércoles hubo paro de labores en protesta en mi universidad.

Lo que sí, no hay pobreza. O, lo que se considera pobreza acá, es sueño huajiro de cualquier pobre de allá. Lo que sí hay, es un montón de vagos desempleados y medio loquitos que deambulan por la calle, cobran seguridad social y piden dinero para las chelas. A sí, también es permitido emborracharse en la calle. No como en el chilango. Acá se puede uno pasear sin preocupación alguna, chela en mano por todos lares. Y dejan los envases de chela también por todos lados, mismos que serán recogidos por la banda más necesitadona que las cambia de a 30 centavos por botella en las tiendas de súpermercado.

También es permitido andar con las mascotas por ejemplo en el tren o en las tiendas, casi en todos los lugares. Interesante...

Aquí, en mi instituto, sin embargo, uno siente lo que es vivir en un país desarrollado. Los financiamientos de los proyectos es posible conseguirlos de muchos lugares, con muchas compañías, todas alemanas, o casi.

Por otro lado, hoy volvió a nevar. Desgraciadamente, es una especie entre la nieve y la lluvia lo que cae del cielo, pero el efecto es el mismo. Wow!!!

En enero, y tal vez para el año nuevo, vamos la (Chascona) y yo a Belgrado. Me falta toda la otra mitad de mi vida y mi ser que enseñarle. Allí les contaremos.

Bueno, les mando un abrazaso y besos miles a ambos, los dos, así en pareja, de a montón.

Los quiere,
***.

1.12.04

Un regalo para la Chascona:



Natalia Ginzburg, 1916-1991.

(Cortesía, Asakhira vía Rodrigues.)


En el día internacional de la lucha contra el SIDA:

Según el UNAIDS/WHO AIDS 2004 Report on the global AIDS Epidemic

en este fin de año 2004,
  • el número total estimado de personas infectadas por el VIH es: 39.4 millones;
  • el número total estimado de adultos infectados por el VIH es: 37.2 millones;
  • el número total estimado de mujeres infectadas por el VIH es: 17.6 millones;
  • el número total estimado de niños (menores de 15 años) infectadas por el VIH es: 2.2 millones;
  • el número total estimado de personas recién infectadas por el VIH es: 4.9 millones;
  • el número estimado de personas adultas recién infectadas por el VIH es: 4.3 millones;
  • el número estimado de niños (menores de 15 años) recién infectada por el VIH es : 0.64 millones;
  • el número total estimado de personas muertas por el VIH en 2003 es: 3.1 millones;
  • el número estimado de personas adultas muertas por el VIH en 2003 es: 2.6 millones;
  • el número estimado de niños (menores de 15 años) muertos por el VIH en 2003 es: 0.51millones;
  • el número total estimado de personas infectadas por el VIH en América Latina es: 1.7 millones;
  • el número total estimado de personas infectadas por el VIH en el Africa sub-Sahariana es: 25.4 millones.

Cuando se habla en cifras frías, es muy fácil olvidar que cada número de estos millones es un hijo, una hija, un novio, una novia, un hermano, una hermana, un amigo, una amiga, un papá, una mamá, unos abuelos, vecinos, un sueño, un abrazo, una risa, un cumpleaños, una mirada, un beso, un corazón, una visión...

Y no está demás recordar los millones o miles o cientos o decenas, en Sudán, Uganda, Iraq, Palestina, Chechenia, ex Yugoslavia, Ciudad Juárez, las fronteras, las cárceles, las calles, las guerras, la pobreza, rebeldía, injusticia, atentados, humillaciones, racismo, shovinismo...

Desde este blog llamámos a declarar el Africa sub-Sahariana en estado de desastre humanitario y hacer posible dejar de lado las leyes internacionales de patentes, para que se puedan fabricar medicinas para los enfermos de SIDA a un costo mucho más accesible.

Por la pronta solución a este problema...

Salú!